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martes, octubre 10, 2006

Nunca sabemos cuando nos iremos de este mundo. Y por lo mismo damos por sentadas muchas cosas. Se murió mi tío y lo primero y casi todo lo que hice fue llorar. LLoré en silencio para que adie me oyera. Lloré por mi papá, porque ya es su segundo hermano muerto, porque se fue bien seguido que mi otro tío, porque era el más chico. Lloré porque amo a mi abuela y me parte en dos verla así. Lloré por mis primas, apenas adolescentes. Lloré por mi tía que se quedó como huérfana, que amaba a mi tío más que a su propia vida, que le reclamaba a su dios el habérselo quitado. Lloré de alegría por él. Lloré porque me duelen las despedidas. Lloré porque lo voy a extrañar. Lloré porque nunca me imaginé que moriría así tan de pronto, estando tan lejos. Lloré hasta lavar mi alma.

Lloré y entendí:
Aprendí.


1 comentarios:

Lety Ricardez dijo...

Aún a pesar del dolor extremo este post me gusta más, porque lloraste, entendiste y aprendiste hermosa niña mía.

Besos