de Vicente Huidobro :

martes, abril 24, 2007

Éramos los elegidos del sol

Éramos los elegidos del sol
y no nos dimos cuenta
fuimos los elegidos de la más alta estrella
y no supimos responder a su regalo
angustia de impotencia
el agua nos amaba
las selvas eran nuestras
el éxtasis era nuestro espacio propio
tu mirada era el universo frente a frente
tu belleza era el sonido del amanecer
la primavera amada por los árboles
ahora somos una tristeza contagiosa
una muerte antes de tiempo
el alma que no sabe en qué sitio se encuentra
el invierno en los huesos sin un relámpago
y todo esto porque tú no supiste lo que es la eternidad
ni comprendiste el alma de mi alma en su barco de tinieblas
en su trono de águila herida de infinito.




Manifestes (1925)

1. Humanizar las cosas. Todo lo que pasa a tarvés del organismo del poeta debe tomar la más grande cantidad de su calor. Aquí una cosa vasta, enorme como el horizonte, se humaniza, se convierte en íntima, en filial con el adjetivo cuadrado. El infinito enra en el nido de nuestro corazón.

2. Lo vago se hace preciso. Cerrando la sventanas de nuestra alma, lo que podía escaparse y convertirse en gaseoso, en estropajoso, permanece encerrado y se solidifica.

3. Lo abstracto se hace concreto y lo concreto abstracto. Es decir, el equilibrio perfecto, pues si usted estira los abstracto hacia lo abstracto, se deshará en sus manos o s efiltrará por sus dedos. Lo concreto si usted lo hace más concreto, acaso pueda servirle para beber vin o amoblar su salón, pero nunca para amoblar su alma.

4. Lo que es demasiado poético para ser creado se convierte en una creación al cambiar su valor usual, puesto que si el horizonte era poético en sí, si el horizonte era poesía en la vida, con el calificativo cuadrado llega a ser poesía en el arte. De poesía muerta pasa a poesía viva.


Textos extraídos de: "Vicente Huidobro, Últimos Poemas". Serie Poesía Moderna 43. UNAM 1978.



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