¿Integracion, trasculturacion o etnocidio?

miércoles, febrero 01, 2006

A lo largo de la historia del hombre hasta hace muy poco se ha reconocido que todos los seres humanos somos fundamentalmente iguales, que compartimos las mismas necesidades básicas y por lo tanto, tenemos ciertas obligaciones comunes como personas los unos para con los otros. Muchos de los que habitan los llamados Estados Modernos parece piensan de modo diferente cuando se trata de personas de otras razas, naciones o culturas, especialmente si su piel es de otro color o si tiene otras creencias religiosas o políticas.
En los periodos anteriores de la historia del hombre la existencia de estos estereotipos despectivos no tenían gran importancia. La comunicación era limitada entre pueblos y aquellos que estaban separados por océanos o continentes prácticamente no tenían contacto. Por esto las situaciones en las que las ideas acerca de extraños significaran algún tipo negativo de actitud, no existían.
En la actualidad la explosión demográfica y la extensión de todo tipo de comunicación ha hecho posible que aquellas personas que antes se conocían como extraños o diferentes ahora sean tan comunes como naturales, por lo que adquieren una mayor importancia en la vida de cada uno de nosotros. Gracias a los antropólogos sociales podemos conocer la vida social y el fondo cultural de otros pueblos, en especial de aquellos que aún carecen de técnicas avanzadas. Para estudiar a dichos pueblos lo ideal sería hacerlo en el contexto vivo de sus propias sociedades. Pero a falta de recursos y de tiempo haré mi propuesta desde afuera y no sólo sobre uno de estos grupos sino sobre todos ellos.
Estos pueblos de pequeñas proporciones con frecuencia han sido denominados “primitivos”. John Beattie en su libro Otras Culturas dice que “…este término, no es en realidad muy apropiado, puesto que en sentido temporal, no puede decirse de ninguna sociedad que sea ésta sea más primitiva que otra…” Así como tampoco podemos suponer que las sociedades primitivas actuales representan aquellas primeras fases –infancia y niñez- de la sociedad, de modo que, siguiendo esa lógica, si se les dejara en paz, los tarahumaras chihuahuenses o los aborígenes africanos se convertirían con el tiempo en europeos actuales o algo parecido. Sería mejor decir que son “simples” y en muchos sentidos de la palabra. Su organización, su economía son mucho más simples que las de las sociedades industriales modernas.
El problema comienza cuando, considerándonos modernos o parte de un grupo social modernizado juzgamos correcta la transformación de aquellos pequeños grupos, aún existentes, en lo que a nuestros ojos es lo más adecuado.
Cuáles serían las metas y cuáles los significados de la asignación de recursos y desempeño de actividades que garanticen su efectividad. Todo esto bajo la influencia de los efectos de una etapa de violencia, en todos sus sentidos, cuyo significado tiene ineludibles implicaciones tanto políticas como culturales.
Esto hace aún más evidente la complicación del asunto: los reacomodos del poder, la relevancia de la pluralidad, la redefinición de los niveles de equilibrio, la competencia económica, la comunicación y el libre acceso a la información, entre otros tantos factores que impiden la lucha contra este acercamiento de dichos grupos a la modernidad como quiera que se le quiera interpretar.
En México en 1948 Antonio Caso, abogado y arqueólogo, hizo un proyecto de ley que después se aprobó, a partir del cual, surgió el Instituto Nacional Indigenista, dirigido en sus orígenes por él mismo. Rodeado de grandes y reconocidos antropólogos e influido por sus opiniones construyó su ideario de lo que es el indígena, qué le falta al indígena y qué podemos hacer por el indígena; y se empezó a trabajar en un proyecto de integración de la población indígena al resto de la sociedad mexicana. El ideal era integrar, y establecer contacto entre dos culturas en el sentido de que ambas se pasaran recíprocamente ciertos rasgos culturales lo cual es transculturación. Pero ¿qué es lo que queremos conservar o creemos que es bueno conservar de estas culturas y qué es lo que ellas deben retener o apropiarse de nuestra cultura occidentalizada?
Es un error pensar que todo lo occidental es perfecto y que tenemos que sustituir todo lo indígena por lo occidental. No tiene sentido ni antropológico, ni científico, ni moral, ni nada. Ante esta política de integración económica y territorial, de imposición lingüística y cultural los grupos que difieren en su composición étnica de la nacionalidad dominante en su formación, se ven sujetos, entre otros, a un proceso de desintegración cultural que paulatina o rápidamente (según sean las circunstancias específicas), los lleva de un estado de armonía, a la pérdida de la identidad étnica, a la desaparición cultural del grupo y a su incorporación a los sectores más explotados de la población.
La integración de grupos como lacandones, tarahumaras, lencas, otomíes, huicholes por mencionar sólo algunos, únicamente conduce a estados catastróficos, hasta el punto de eliminarlos como entidad tribal. Llevarles carreteras, escuelas, clínicas médicas, postas zootécnicas, unidades agropecuarias y demás recursos de la vida moderna resulta contra producente por la simple razón de que se acaba con los modos de su vida tradicional. No es mentira que en donde se introducen sistemas de irrigación se acaba con el encanto de los dioses de la lluvia ni que donde entran los antibióticos se pierden las “limpias” y demás recursos de brujos y chamanes.
Etnocidio es el “…acto de influir deliberadamente sobre una cultura determinada con el fin de cambiarla o acabarla por completo.” En ocasiones este procedimiento es arbitrario y basado en la fuerza, como sucedió en los pueblos de Europa dominados por los Nazis con propósitos de dominio y explotación; en otras como en México, el procedimiento es persuasivo, se basa en la educación y lleva por meta elevar el nivel de vida de los pueblos en que actúa ofreciéndoles -¿o imponiéndoles?- los instrumentos de actuar y de pensar propios de la vida moderna. Desde luego el procedimiento más eficaz para cambiar la cultura es la Escuela, dado que, por definición lleva el propósito de educar y por lo tanto, suprimir la ignorancia y la superstición ¡Y pensar que en México se concede a este recurso etnocida una alta prioridad dentro del presupuesto nacional! Este concepto de etnocidio se apoya en el mito de atribuir igual validez a todas las culturas, tanto las caníbales como las que se apoyan en los avances de la ciencia.
Planteado de esta forma, el problema del perfil de cualquier cultura resulta importante ya que corresponde a cada individuo y a cada sociedad definir su propio espacio de autonomía, su propio proyecto de desarrollo y sus formas de vinculación, a través de las cuales pueda o no asumir la disposición consecuente con el resto de la nación. Sólo esto es aceptable si cada comunidad determina por sí sola el momento cultural en el que pueda integrarse y pactar con el resto de la cultura, sin desmerecer ni lesionar la identidad de su propia cultura. Entendiendo por momento cultural “Un acto histórico que, realizado por el hombre como colectivo, supone el logro de una unidad cultural social, por lo cual una multiplicidad de voluntades disgregadas, con heterogeneidad de fines, se sueldan con vistas a un mismo fin, sobre la base de una misma y común concepción del mundo transitoriamente operante o permanente, cuya basa cultural está tan arraigada, asimilada y vivida, que puede convertirse en pasión”
Resulta entonces que la cultura corresponde a una experiencia histórica colectiva de un pueblo en un espacio y tiempo determinados que sirve de modelo para sintetizar y entender el mundo, y hacer posible la capacidad de adaptarse y sobrevivir. Es herencia colectiva, patrimonio, memoria de valores, órdenes y significados. La vida colectiva de estos grupos sociales tiene distintos significados para cada uno y hay que respetarlos.

2 comentarios:

zora dijo...

SUPREMO!

atención en el e-mail

Jorge Purata dijo...

pos yo te voy a ser sincero.
en este mundo nomas hay dos tipos de gente que me cagan... 1.- los racistas y 2.- los pinches negros.